El arte sueco de ordenar antes de morir

 


Margareta Magnusson

Bastante alejado de los textos de Marie Kondo. Reflexiva y práctica. No lo plantea desde la tristeza, sino desde el disfrute y el deseo de echar una mano a los descendientes ante una tarea ardua y dolorosa.

Empezar por lo menos personal (sentimental). Organiza, ordena y clasifica. Regalar, donar, vender. La caja de los regalos indeseados al fondo de un armario oscuro. Colecciones. Cuando ya has avanzado bastantees llega el turno de las fotografías y cartas. Una agenda de papel con las claves del mundo virtual (correo, redes sociales).

Una idea para aquello de lo que eres incapaz de desprenderte (peluches). Caja de cosas para tirar, del tamaño de una de zapatos.

Algunos fragmentos


Cuando yo era joven, no se consideraba educado decir lo que pensabas a una persona mayor, incluidos tus padres. Estaba mal visto que los jóvenes hablasen de temas sobre los que los mayores no les habían preguntado la opinión. Ser franco y honesto se juzgaba como una descortesía.

Es por eso por lo que los adultos de aquella época -la generación de mis padres y la de mis abuelos- no tenían ni la más remota idea de lo que pensaban los jóvenes sobre nada. Padres e hijos no se entendían los unos a los otros como podrían haberlo hecho. Era absurdo, en realidad, y triste, se perdía la oportunidad de que las distintas generaciones se conociesen mejor entre ellas. La muerte y la preparación para la muerte, claro está, no eran temas de los que se hablase a menudo.

A veces pienso que debía ser mucho más fácil vivir y morir en la época de nuestros ancestros, los vikingos. Cuando enterraban a sus parientes se enterraban también con ellos muchas de sus pertenencias. Esto lo hacían para asegurarse de que los muertos no echasen nada de menos en su nuevo entorno. Y era además una garantía de que los miembros de la familia que seguían con vida no se obsesionaran con los espíritus de los muertos, como podría ocurrir si sus posesiones se quedasen esparcidas por toda la tienda o la choza de barro, invocando constantemente sus recuerdos. Muy ingeniosos.

A las mujeres de mi generación nos educaron para no estorbar, para no molestar con nuestra presencia. No ocurre lo mismo con los hombres, que dan por descontado el espacio que se les concede. Mi hija dice a veces que me preocupa tanto molestar que la preocupación misma acaba siendo una molestia. Los hombres no piensan así, pero deberían. Ellos también pueden ser un estorbo.

Si hay alguna cosa que no quieres vender, ni donar a una organización benéfica, ni tirar, el acto de pensar detenidamente antes de decidirte por el hogar ideal para ella será muy satisfactorio tanto para ti como para su nuevo dueño. Saber que algo está bien empleado y tendrá un nuevo hogar es una alegría.

Sinopsis: Döstädning, o el arte de la limpieza para la muerte, es un fenómeno sueco a través del cual dejar nuestros asuntos en orden antes de pasar a mejor vida.

Nos lo presenta Margareta Magnusson, la abuela que todos querríamos tener. Con la claridad de quien ve la vida desde la última parada, explica a jóvenes y mayores cómo ordenar el caos para quedarnos con lo verdaderamente importante. Tanto si se trata de rescatar las reliquias de entre una montaña de trastos, de reducirlo todo a un espacio más pequeño o de establecer un sistema para dejar de perder las llaves, promete ahorrar estrés a quien lo practique y a los que seguirán ahí cuando llegue su hora.

Ilustrado por la propia autora, esta es una enseñanza realista, directa y adorablemente excéntrica sobre qué significan de verdad las pertenencias y ser capaz de superar lo efímero.

Traducción: Inga Pellisa Díaz. Reservoir Books, 2018. Número de páginas: 144. Tiempo de lectura: 3h 21m. Así empieza.


Luz González Prieto - Psicóloga (G- 2402)

https://bio.site/luzgprieto




No hay comentarios:

Publicar un comentario