Atención


En el podcast:

  • ¿Por dónde anda tu atención?

  • ¿Te concentras con facilidad?

  • ¿El desenfoque puede ser un aliado?

  • ¿TDA desde una visión más amplia?

  • Y además varios ejercicios para mejorar la capacidad de concentración y para aumentar el desenfoque voluntario.



Si lo ves todo de color gris, quita de en medio al elefante. Proverbio indio.

Un pez dentro de una pecera. Los humanos lo han metido ahí. Su memoria está poco desarrollada y su atención es tan limitada que descubre un mundo nuevo cada vez que recorre la pecera. La memoria de pez en lugar de ser una maldición es para él una suerte que transforma la repetición en novedad y la estrechez de una cárcel en un mundo infinito.

El animal es incapaz de fijar su atención más allá de ocho segundos. Pasado este tiempo pasa a otra cosa y su universo mental se reinicia.

Generación millennial, que han nacido con conexión permanente y han crecido con una pantalla táctil en la punta de los dedos. El tiempo de atención, la capacidad de concentración de esta generación es de nueve segundos. A partir de ese momento, el cerebro se desengancha. Necesita un nuevo estímulo, una nueva señal, una nueva alerta, otra recomendación.

Apenas un segundo más que el pez.

Un estudio del Journal of Social and Clinical Psychology valora en 30 minutos el tiempo máximo de exposición a las redes sociales y a las pantallas de Internet, más allá del cual existe riesgo para la salud mental.

La aceleración ha sustituido el hábito por la atención y la satisfacción por la adicción.

Nuestra capacidad de concentración está seriamente erosionada.

No somos desatentos, nos han hecho así. Y por eso mismo podemos dejar de serlo.

Vivimos en un mundo de distracciones. Velocidad excesiva, estrés tecnologías intrusivas o agotamiento, entre otros factores, han desatado una crisis atencional que se expande.

El libro “El eclipse de la atención”nos plantea varias cuestiones importantes. Disminución de la capacidad de concentración, trastornos de hiperactividad en la infancia, percepción generalizada de un tiempo que se acelera, relaciones ansiosas con las nuevas tecnologías, abuso de psicofármacos o posibilidad de acudir a todo tipo de “terapias” para aprender a vivir aquí y ahora. Nunca estamos en lo que estamos.

Zapping multitarea y scrolleo constante. Intolerancia al silencio, incapacidad de recogimiento y concentración, distracción crónica e indiferencia permanente al entorno más inmediato.

Dificultad del acceso a la experiencia del presente.

Vivir intensamente significa vivir atento.

Algunos ejemplos cotidianos de falta de atención

  • Correr para realizar cualquier actividad sin estar atento a dicha acción mientras se ejecuta.

  • Comer rápidamente, romper o tirar cosas en accidentes, olvidar actividades. Todo ello por descuido, por estar pensando en otra cosa.

  • Incapacidad para percibir sentimientos, tensión física o malestar a nivel básico o psicológico, porque no podemos hacernos conscientes de nuestras experiencias habituales

  • Descubrirnos hablando solos o pensando continuamente en cosas sucedidas en el pasado o que podrán suceder en el futuro, sin disfrutar del presente.

  • Juzgar lo que nos ocurre (bueno, malo, agradable, desagradable) y apegarnos o rechazar la experiencia.

La habilidad para prestar atención se puede aprender o mejor dicho reaprender, se puede entrenar o cultivar.

¿Cómo gestionar mejor nuestra atención?

En español decimos «prestar atención», pero en inglés se paga por ella, la atención cuesta algo. ¿Por qué es tan importante tener cuidado con las cosas en las que invertimos nuestra atención?

Piensa en cualquier cosa que hayas hecho de la que estés orgulloso: iniciar un negocio, ser un buen padre, aprender a tocar la guitarra, sea lo que sea, eso de lo que estás orgullosa requiere concentración y atención sostenidas. La atención sostenida está en el centro de todos los logros humanos: deportivos, musicales, la consecución de amistades. Cuando tu capacidad de prestar atención disminuye, tu capacidad para lograr tus objetivos, para resolver problemas, se ve disminuida.

No se trata solamente de una cuestión de autodisciplina o autocontrol: es un problema sistémico. Algunos autores hablan de doce factores que están perjudicando nuestra atención, vinculados a algo que no podemos resolver solo a nivel individual.

Puedo pensar que es culpa mía cuando desde hace años siento que mi atención está empeorando. Cada año mi capacidad para hacer cosas que requieren una concentración profunda y que son importantes para mí, como leer libros, tener conversaciones largas, ver películas, se están volviendo cada vez más difíciles. Esto mismo le sucede a la mayoría de las personas que me rodean. ¿Nos falta fuerza de voluntad?

El problema tecnológico es, en cierto punto, más limitado: el problema no es la existencia de la tecnología, es el diseño actual de las apps.

¿Cómo hacer para que las personas utilicen la app con mayor frecuencia y se queden en ella el mayor tiempo posible? Es una maquinaria diseñada para hackear e invadir tu atención.

No pagas con dinero, sino con tu atención.

Y no parece que vaya a detenerse: empeorará cada vez más. Piensa en cuánto más adictivo es TikTok que Facebook en este momento.

La persona promedio toca su teléfono 2.687 veces al día. Y esa es la cifra antes del covid-19.

Cuando vemos a un niño que no puede concentrarse, sabemos que ese niño tendrá dificultades para ser todo lo que podría ser.

Hay que enfocar la atención hacia donde se quiere ir, no hacia donde se teme llegar.


Libros:

  • La civilización de la memoria de pez: pequeño tratado sobre el mercado de la atención. Bruno Patino.

  • El valor de la atención, Johann Hari.

  • El eclipse de la atención, coordinado por Amador Fernández Sabater y Oier Etxeberria.


Un artículo para reflexionar



Luz González Prieto - Psicóloga (G- 2402)

Atención psicológica en Vigo y online.

Bienestar emocional, resolución de conflictos, serenidad, crecimiento personal

https://bio.site/luzgprieto

 698 166 262

luzglezprieto@gmail.com





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