Dos reglas esenciales de prevención
No debes ser demasiado egocéntrico. La búsqueda obsesiva de la felicidad interfiere con su propia consecución.
Deberías hacer sitio en tu vida para el valor existencial, además del meliorativo (que mejora), para actividades que no respondan a necesidades sin las cuales estaríamos mejor, pero que hacen la vida positivamente buena. Esto abarca de lo trivial - jugar con amigos- a las profundidades del arte y la ciencia.
Perderse cosas
Incluso si todo va razonablemente bien, la mediana edad implica perderse cosas. Reconoces los caminos que ya nunca recorrerás, las vidas que nunca tendrás, y miras atrás, a la libertad de la juventud, con nostalgia.
Algunos consejos:
Si bien el sentimiento de pérdida que rodea la mediana edad es real, pregúntate cuál sería la alternativa. No exageres su valor: las alternativas son importantes, pero no lo suficiente, para compensar unos resultados que, en sí mismos, no preferirías. No te dejes engañar por el atractivo de la elección.
Aunque tiene sentido envidiar a tu yo más joven, que aún está libre del dolor de la pérdida de sus alternativas, no olvides el coste. No saber lo que no harás supone no saber qué harás, una vertiginosa pérdida de identidad.
Reconciliarse con los fracasos
Maneras de reconciliarte contigo mismo, sin engaños, con los fracasos del pasado.
Existe vida nueva. Si aquellos a quienes amas no existieran a no ser por tus errores, entonces tienes razones para estar contento de haber cometido esos errores.
Aversión al riesgo. Cuando imaginas empezar de nuevo, ten en mente los múltiples caminos posibles, la inmensa incertidumbre, en contraposición con la historia que conoces.
¿Vale la pena el riesgo contrafactual?
Ante el futuro
Si la mediana edad es un momento para evaluar el pasado, también es el momento para hacer frente a los límites del futuro
Cómo abordar la finitud de la vida humana con herramientas filosóficas.
Existe una actitud de neutralidad temporal: dar el mismo peso a las ganancias del pasado y del futuro. Si adoptas este punto de vista, las privaciones de estar muerto no son peores que las de quienes aún no han sido concebidos.
Desear los beneficios de la inmortalidad es creer algo que está más allá de la condición humana. Es como desear la capacidad de volar: un poder que tiene sentido envidiar, pero cuya ausencia no deberías lamentar.
Lo que queda es la relación contigo mismo: un reconocimiento del valor y el deseo de que sea preservado. ¿Puedes separar el vínculo de la preocupación, lamentar tu propia mortalidad de antemano, abandonar la necesidad de vivir para siempre, mientras conservas el deseo de una vida mejor?
Presente
El reto de la mediana edad no es lidiar con el pasado o el futuro, sino con el vacío del presente. La sensación de que la satisfacción se aplaza o se queda atrás, de que esforzarse innecesariamente es autodestructivo. Este malestar es un fallo estructural en la persecución de proyectos. Los proyectos son télicos: su objetivo es llegar a estados terminales. Implicarse en ellos de manera exitosa supone concluirlos, eliminando así significado de tu vida.
La solución sería hacer una mayor inversión en actividades atélicas, aquellas que no tienen final o agotamiento: actividades como dar un paseo, pasar tiempo con los amigos, apreciar el arte o la naturaleza, cuidar de los hijos o trabajar duro.
Puede que no haya cambios en lo que haces de un día para otro. Pero es suficiente ajustar tu actitud, lo que amas: no solo valorar los proyectos, sino el proceso de criar a los niños, mantener las amistades, hacer tu trabajo. Desde fuera, las cosas pueden parecer iguales, pero son profundamente distintas. Si valoras el proceso, consigues lo que quieres ahora mismo y tu implicación no agota su valor.
Una cosa que aprendemos de la práctica de la meditación es cómo prestar atención al presente: apreciar el valor de lo atélico entre la rutilante atracción de los objetivos alcanzables. Es el mindfulness en acción.
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Luz González Prieto - Psicóloga (G- 2402)
Atención psicológica en Vigo y online.
Bienestar emocional, resolución de conflictos, serenidad, crecimiento personal
698 166 262
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